
YPF: Memoria de un saqueo
Hoy, cuando se vuelve a debatir su futuro, conviene repasar cómo fue ese despojo.
A veces, la memoria es incómoda. Pero necesaria. YPF, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, no fue solo una empresa energética: fue la base sobre la cual la Argentina construyó gran parte de su infraestructura estratégica. Desde 1934 hasta 1989, gracias a la renta petrolera bajo control estatal, se tendieron rutas nacionales y provinciales, se construyó la red troncal de gas y se expandieron las redes domiciliarias de gas natural. Al momento de su privatización, el país contaba con reservas de gas para 36 años y de petróleo para 23.
El saqueo comienza
La privatización consumada en los ’90 redujo la planta de personal de 37.000 a 5.500 trabajadores. Muchas áreas se tercerizaron o directamente se desguazaron. El proceso estuvo cargado de irregularidades. Entre varias denuncias judiciales, el entonces senador y cineasta Fernando “Pino” Solanas presentó un recurso de inconstitucionalidad, que le costó un atentado a balazos.
Repsol desembarca
En 1999, Repsol adquirió YPF cuando el barril de petróleo rondaba los 20 dólares. La gestión española se dedicó a explotar pozos existentes sin invertir en nuevas exploraciones, y giró sistemáticamente utilidades al exterior. Esos recursos no se reinvirtieron en el país: se destinaron a negocios de la compañía en Estados Unidos, Brasil, México, el Caribe y África. Argentina siempre fue su principal fuente de ingresos, pero no de beneficios para el país.
Transferencias, desinversión y derrames
Desde 2000, Repsol comenzó a transferir activos internacionales de YPF a otras subsidiarias. Estas operaciones generaron más de 3.000 millones de dólares, que también fueron enviados como dividendos extraordinarios a la casa matriz.
Entre 2004 y 2010, la falta de inversión empezó a mostrar sus consecuencias: campos petroleros maduros en Mendoza, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Chubut empezaron a declinar sin mantenimiento adecuado. La exploración también cayó: de un promedio de 77 pozos por año entre 1993 y 1998, se perforaron apenas 26 entre 1999 y 2004, y solo 13 entre 2005 y 2010.
El abandono derivó en otro problema: los derrames de petróleo. Desde 2010 y 2011 se registraron más de 4.500 derrames anuales, en su mayoría por la rotura de cañerías sin mantenimiento, dejando amplias zonas contaminadas.
Ganancias para afuera
Entre 1999 y 2011, YPF generó 16.450 millones de dólares en ganancias. De ese total, 13.246 millones se giraron al exterior. Con ese dinero, Repsol financió exploraciones en el norte de África, Brasil y el Golfo de México. Mientras tanto, YPF se transformaba en una compañía local, con menos alcance, menor infraestructura y una política extractiva sin reposición.
Un debate que vuelve
Hoy, mientras se discute nuevamente qué hacer con el 51% de las acciones de YPF, vale recordar esta historia de saqueo, vaciamiento y desinversión. Porque el debate energético en la Argentina no puede ser solo financiero: es estratégico, social y soberano.